Las burbujas siempre nos invitan a celebrar momentos inolvidables de la vida. El champagne, sinónimo de lujo y elegancia, es la bebida elegida por excelencia para brindar en tales ocasiones. Sin embargo, ¿cuánto sabemos realmente acerca de esta icónica bebida?
Detrás de la sofisticación de un brindis con champagne se esconden datos curiosos que la mayoría desconoce. Acompáñanos en esta exploración de sus secretos.
1. Un monje francés y las estrellas
Según la leyenda, en 1693, un monje benedictino de la Abadía de Hautvillers llamado Dom Pierre Perignon, probó la bebida contenida en una de las botellas estacionadas en el sótano, y exclamó: “¡Venid pronto, estoy bebiendo las estrellas!”, precisamente aludiendo a las burbujas producidas por la fermentación del vino.
Dom Perignon introdujo unos cambios sustanciales en el método tradicional de la elaboración de este preciado néctar, fundamentalmente al modificar el tapón de corcho tal y como hoy lo conocemos para evitar que saltara y aumentar el grosor de las botellas para impedir que estallaran por la acción de la fermentación.
2. La exclusividad del champagne
Este vino, que toma su nombre genérico de la zona donde se produce, está presente en todo el mundo como uno de los máximos referentes de la gastronomía francesa. La Denominación de Origen (AOC) de Champagne exige que se cumplan una serie de requisitos para preservar la pureza de esta bebida.
El champagne posee un método distintivo de fabricación, el método Champenoise:
- Primera fermentación: como ocurre con la generalidad de los vinos, se fermenta en barrica a una temperatura de 18 a 20ºC;
- Segunda fermentación: esta es la especificidad del champagne, se realiza tras añadir azúcares y levaduras, en la propia botella, que se coloca con el cuello hacia abajo para que los sedimentos se depositen en esta parte.
- El último paso es el llamado degüelle: congelando el cuello de la botella y procediendo al descorche para eliminar estos sedimentos, tras lo cual se vuelve a tapar con su corcho característico.
3. Variedades de uvas y añadas
El champagne utiliza en especial las variedades de uva Chardonnay, Pinot Noir y Meunier, aunque existen cuatro variedades más aprobadas para su elaboración: Arbane, Petit Meslier, Pinot Blanc y Pinot Gris.
Un champagne blanco elaborado solamente con uvas blancas se conoce como “Blanc de Blancs”, mientras que un Champagne blanco elaborado solamente con uvas tintas se conoce como “Blanc de Noirs”.
A diferencia de otros vinos, el champagne no es de añada; su calidad se mantiene constante mediante la combinación de vinos de diversas cosechas.
4. Presión extrema
La presión que hay en una botella de 750 ml es de 5 a 6 atmósferas (mayor a la presión estándar de una llanta). Debido a ello, antes de 1725 las botellas solían explotar. Por ello los productores denominaron a esta bebida el “vino del diablo” y “salta-tapones”, ya que las botellas estallaban y los tapones saltaban.
Fue el rey Luis XV quien autorizó las botellas diseñadas para soportarla. El vidrio inglés, resistente a la presión, y un tapón inspirado en el corcho de las cantimploras de peregrinos catalanes desempeñaron un papel fundamental en esta evolución.
5. Millones de burbujas
Hay aproximadamente 1 millón de burbujas en una copa de champagne y 49 millones en una botella de 750 ml, prueba de su inigualable efervescencia.
La calidad de las burbujas también es un factor distintivo; cuanto más pequeñas, mejor será la calidad del champagne. Las burbujas deben ser finas y persistentes, lo que contribuye a una sensación suave y aterciopelada en el paladar. Esto es producto de la segunda fermentación en botella, que crea burbujas más pequeñas y refinadas en comparación con otros vinos espumosos.
6. Composición musical
Sorprendentemente, según algunos estudios, la música puede influir en la percepción del sabor del champagne, lo que ha llevado a catas de champagne con música en vivo. La música puede afectar la percepción del ritmo, la intensidad y la duración del sabor del champagne, lo que, a su vez, puede influir en cómo se perciben sus cualidades, como la acidez, el cuerpo y la complejidad.
7. El sabrage
Se dice que, durante las guerras napoleónicas, los soldados franceses abrían las botellas de champagne con sus sables para celebrar la victoria en el campo de batalla. Esta tradición se ha mantenido y se conoce como sabrage, donde se utiliza una espada o un sable para abrir una botella de champagne de manera espectacular.
La manera correcta de apertura de una botella de Champagne debe hacerse con cuidado, aflojando la estructura metálica que sujeta el corcho y girando lentamente la botella mientras se la sostiene por la base. Al descorchar la botella, hay que asegurarse de que el corcho no vuele ni haga ruido. Esto indica que se ha conservado adecuadamente.
8. Dosificación clasificada
Según su dosificación la clasificación del champagne es la detallada a continuación, del más dulce a más seco. La clasificación consta siempre en la etiqueta.
Doux: El champagne más dulce, con una cantidad significativa de azúcar residual. Es adecuado para postres.
Demi-Sec: Un poco menos dulce que el Doux, pero aún con un nivel notable de dulzura. Se puede disfrutar con postres no demasiado dulces o en momentos especiales.
Dry: Con un nivel moderado de dulzura, este champagne es versátil y puede maridar bien con una variedad de platos.
Extra Dry: A pesar de su nombre, el Extra Dry es en realidad más dulce que el Brut. Se adapta bien a aperitivos y platos ligeros.
Brut: El más común y versátil, con un toque de dulzura perceptible pero no abrumador. Es ideal para aperitivos y platos variados.
Extra Brut: Champagne más seco, con una cantidad mínima de azúcar residual. Es perfecto para acompañar mariscos y platos más ligeros.
Brut Nature: Sin adición de azúcar, este champagne es el más seco de todos. Su perfil seco lo hace ideal para mariscos y comidas ligeras.
9. Viñedos clasificados y Patrimonio de la Humanidad
La región de Champagne está dividida en 5 zonas, en las que hay 42 comunas con viñedos clasificados como Premier Cru y 17 con viñedos clasificados como Grand Cru (la clasificación más alta).
Se cuenta que se emplearon 350 botellas de champagne para llenar la bañera en la que Marilyn Monroe se bañó, una anécdota que persiste en la memoria colectiva. Sin embargo, lo que es incuestionable y totalmente verídico es que los viñedos de la región de Champagne han sido incluidos en la lista de Patrimonio de la Humanidad desde 2015. Este reconocimiento no es un mito ni una leyenda, sino un testimonio de la significativa contribución cultural y vitivinícola que esta región aporta al mundo.
10. Corcho veloz
Si alguna vez te encuentras frente a una botella de champagne bien agitada, prepárate para una sorpresa. Cuando el corcho sale disparado, lo hace a una velocidad vertiginosa, alcanzando hasta 40 kilómetros por hora. Esta cifra es más que suficiente para causar serios daños, e incluso podrías perder un ojo si te encuentra en su trayectoria. Prioriza la seguridad al abrir champagne: apunta lejos antes de quitar el corcho. Disfruta de la emoción sin riesgos. ¡Salud!
Explora la cuna del Champagne
Si estás interesado en explorar la cuna de esta fascinante bebida, en Viavinum te garantizamos que la región de Champagne ofrece una experiencia inolvidable de enoturismo. Además de visitar las casas de champagne más prestigiosas, puedes descubrir viñedos pintorescos y encantadores e importantes pueblos de la región tal como Reims y Épernay.